Luis

Saca el bolígrafo del bolsillo de la bata, en un gesto ya automatizado, y se aclara la garganta mientras repasa con sumo cuidado los papeles que tiene delante. Siempre con cuidado, no quisiera cometer el error de dar a un paciente una información que le pueda inducir a una falsa sensación de alivio o desesperanza.
Cuatro ojos permanecen expectantes durante esos interminables segundos, con el alma en vilo, con la respiración contenida, con las emociones a flor de piel, preparados de igual forma para la risa y para el llanto.
Pero en este caso las noticias son buenas, siempre es agradable darlas, sobre todo cuando se trata de una pareja tan joven, piensa aliviado. Luis explica, lentamente y con una sonrisa que no acaba de aflorar a sus labios, que los resultados de las pruebas han sido positivos. Ojalá pudiese decir siempre lo mismo, ojalá pudiese ver siempre ese brillo en los ojos de quien le escucha al otro lado de la mesa.

-Es muy romántico pensar que es el corazón quién sufre y expresa nuestras emociones. Lo sé. Pero al final no es así, porque en realidad quien más se encarga de hacerlo es nuestro intestino. Así son las cosas, pero es algo difícil de admitir, en general.

Y sonríe abiertamente, porque se da cuenta de que al fin ha dado con el argumento que necesitaba para poder tranquilizar a esos cuatro ojos implorantes, esos dos corazones inquietos, esos dos intestinos que sólo desean poder vivir tranquilos... y juntos.

Comentarios

Freia ha dicho que…
Me gusta ese alternar de personajes, de historias. También me gustan los diferentes estilos de abordarlos.
Tu médico hoy me ha venido muy bien. Mi intestino agradece profundamente las buenas noticias.
frilanser ha dicho que…
¿Me estoy volviendo loco o a Luis le ha cambiado el nombre?
Rocío Rico ha dicho que…
Te estás volviendo loco....
Nooo, hombre, nooo. Es que me dí cuenta de que lo había repetido, y no me apetecía repetir nombre todavía.

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