Patricia

Iba caminando despistada por el borde de la acera, poniendo deliberadamente los pies sobre la línea irregular que separaba el lustroso adoquinado nuevo del antiguo, mientras repasaba concienzudamente una y otra vez la conversación que había tenido con su padre menos de una hora antes. Todavía no sabía cómo encajar aquello. Ni siquiera había decidido aún cómo debía sentirse respecto a lo que él le había dicho. A ver, al fin y al cabo, su padre era un hombre, una persona quería decir, y sus relaciones con otras mujeres eran como las relaciones sentimentales que ella misma veía y reconocía en los padres de sus amigas o en cualquier persona que se le cruzaba por la calle. Pero su padre... es que era SU padre, y cómo asimilar que se hubiese enamorado de otra mujer, de otra que no era su madre... no, eso definitivamente era algo inasumible. Pero tampoco le estaba pidiendo permiso, tenía que tenerlo en cuenta, le gustase a ella o no el daño ya estaba hecho, el paso ya estaba dado, ya no había marcha atrás. ¿Debía enfadarse con él? ¿Debía rechazar tozudamente a "la otra", esa a quien su padre había llamado "mi novia" hacía escasos minutos? ... Si ni siquiera tenía claro si aquello le afectaba en algo o no, ni siquiera sabía a ciencia cierta si le dolía o simplemente le resultaba demasiado raro para poder asimilarlo de golpe y en una simple conversación de domingo. Quizá lo mejor sería consultarlo con la almohada, y el nuevo día le traería, como otras veces, una respuesta como saludo al despertar, y por fin podría tomar alguna decisión al respecto.

Sonó un frenazo, un pitido furioso, y un grito en igual tono, que la sacaron del trance de pensamientos desordenados en que se hallaba sumida.
-"PERO ¿ESTÁS LOCA? .... ¡¡¡MIRA POR DONDE VAS, QUE CASI TE MATO!!!
Y se dio cuenta de que, sin pensar y sin levantar la vista del suelo, había bajado de la acera para cruzar un poco antes de llegar al semáforo, justo en la salida de la glorieta que regulaba el tráfico denso de la salida a la autopista.

-Bueno -pensó ella- tampoco es para ponerse así. Un despiste lo tiene cualquiera...

Comentarios

garib ha dicho que…
Me gusta, es como un trocito de realidad, de una vida normal, aunque mi madre se quejaría como con esas pelis que ella dice que no tienen final y que no acaba de ver de qué van.
Rocío Rico ha dicho que…
Dile a tu madre que es muchísssssssimo más divertido poner uno mismo el final de cualquier historia.

Que pruebe, ya verá como es así.

Entradas populares