B.S.O.: Me gusta como hueles



Hubo una vez una mujer tan hermosa que no se cansaba nunca de mirarse. Tanto fue así, que llegó a creer que el mundo era en realidad únicamente aquello que le devolvía el espejo. Y tan sola como aquel reflejo se quedó, buscando siempre en su mente el porqué de esa soledad que acabaría por destruirla.
El día que decidió abandonar por fin, cansada de buscar, el espejo se quedó vacío, y no quedó ninguna huella suya tras su partida, como si ella en realidad nunca hubiese existido.


Comentarios

Maripuchi ha dicho que…
El calvo de Ilegales (nunca supe cómo se llamaba) solía parar en tiempos en el Dólar ... donde yo solía ir a echar el café en el "recreo" de mis tiempos universitarios ....
Ahhhhhhh qué tiemposssssssssss
Rocío Rico ha dicho que…
Jorge Martinez. Estaba yo cansada de verle por el Diario los sábados de noche.
Sssssssssíiiiiiiii, qué tiempossssssss

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