Redecoración
Me sé de memoria la pared de mi cuarto, cada imperfección, cada
mancha, cada grieta en la pintura, de dejar allí mi mirada perdida
durante horas, en el tiempo en que, sin querer, me acuerdo otra vez de
ti. La dejo allí colgada como un sombrero en una percha, y ella, como el
sombrero, se siente sola e inútil, y sueña e imagina con nostalgia
hasta que, cuando se da cuenta, ya es de noche y ya es la hora de cenar y
siguen sin poner nada interesante en la tele.
Un día voy a empapelar la pared, y tu imagen va a quedar sepultada debajo, y mi mirada va a retozar toda la tarde en un mundo nuevo de colores y flores y líneas, y va a correr y brincar tanto que se le va a abrir el apetito, y va a cenar dos elefantes mientras le da la risa floja frente a un televisor apagado que, irremediablemente, acabará esa misma noche en la calle esperando la llegada del camión de la basura.
Un día voy a empapelar la pared, y tu imagen va a quedar sepultada debajo, y mi mirada va a retozar toda la tarde en un mundo nuevo de colores y flores y líneas, y va a correr y brincar tanto que se le va a abrir el apetito, y va a cenar dos elefantes mientras le da la risa floja frente a un televisor apagado que, irremediablemente, acabará esa misma noche en la calle esperando la llegada del camión de la basura.
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