Alfredo
Le habían dicho un montón de veces que no lo hiciera más, y otro montón de veces él mismo se lo había propuesto. Pero ahora se acercaba ella, como una provocación, como una trampa a la que no sabía si se podría resistir. Miró su cara, despistada, inocente, abstraída en sus cosas, sería divertido ver cómo cambiaba su expresión, adivinar el sentimiento que él le provocaba a su antojo y voluntad... ¿asco, sorpresa, miedo... admiración?. Pisaba firme y él supo que estaba perdido cuando vio que la envolvía un halo de decidida seguridad. Lo sintió mucho por las terapias, por la policía, por su madre, por todo... quiso resistir hasta el último momento y utilizó para ello todas las fuerzas que pudo encontrar rebuscando dentro de sí, pero, de repente, todo se nubló delante de él. La chica se acercaba, se iba a ir, en un segundo habría pasado y con ella la posibilidad de hacerlo "sólo una vez más". Era ahora o nunca. Ahora o nunca. Sí o no. ¡Decídete ya!. Le miró la cara, asaltada por un repentino gesto de susto mezclado con enfado, pudo ver cómo se estremecía todo su cuerpo por la impresión, cómo sus ojos se desviaban ya con la huella indeleble de lo que habían acabado de ver, y notó cómo apresuraba el paso, ya a sus espaldas, muerta de miedo. Ella le recordaría. Sublime. Había sido aún mejor de lo que pensaba. Sonriendo con satisfacción, hizo un movimiento para acomodarse y se subió la cremallera del pantalón.
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