Está pasando
A veces veo un folio en blanco, como una vasta llanura de
nieve sin pisar, y es como si sonara una feroz alarma de incendios dentro de mi
cabeza y toda su superpoblación de pensamientos, ideas, sentimientos,
reflexiones, incluso algún impulso y algún deseo despistados que pasaban por
allí, desoyendo todos los protocolos organizados de los ensayos anti-incendios,
se agolparan, histéricos, taponando la salida. Entonces no sale ninguno, nada,
mis manos se quedan quietas sobre el teclado y mis ojos se pierden en la
blancura, desenfocados, pero en mi interior todos gritan y se pisotean unos a
otros, presas de un pánico absurdo que hará que muy probablemente acaben todos
perdiendo la consciencia y, por ende, la maravillosa y efímera oportunidad de
salir por fin al mundo exterior.
De uno en uno, por favor. Mantengan la calma y abandonen el recinto
ordenadamente.
Nada. No escuchan. Moriremos todos.
Nada. No escuchan. Moriremos todos.
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