María
Va dando un paso tras otro, con pausada seguridad, entre el leve ronroneo de los tules y las gasas. Una mano adornada de flores, la otra buscando apoyo en el brazo fuerte y generoso de su padre, que también tiembla un poquito hoy temiendo la marcha de la niña de sus ojos.
Muchas miradas destilan amor y admiración a su paso.
Sólo una, la que la llama desde el frente, acapara su alma e inunda su corazón. Está segura, quiere, quiere, en todos los sentidos de la palabra.
Mientras, suenan las suaves y elegantes notas de un cuarteto de cuerda.
Blanca y radiante va la novia.
Muchas miradas destilan amor y admiración a su paso.
Sólo una, la que la llama desde el frente, acapara su alma e inunda su corazón. Está segura, quiere, quiere, en todos los sentidos de la palabra.
Mientras, suenan las suaves y elegantes notas de un cuarteto de cuerda.
Blanca y radiante va la novia.
Comentarios
Jo, es que entre una cosa y otra tengo menos tiempo, escribo menos... y me harté un poco de cierta tontería blogosférica (que no de vosotros). Supongo que sin darme cuenta necesitaba un descanso.
Oye, como comentario te parecerá una tontería, pero me encanta que hayas escogido el cuarteto de cuerda.
Blanca no sé, pero a ver si hoy vamos radiantes ¿vale?
Voy a dejar la silla junto a la ventana, por si vuelve a pasar.
;-)
Espero que la novia radiante contagie alegría y buenas nuevas a su alrededor
Lo genial (o mi defecto) es que desde muy pronto, en tu texto, pensé que describías un funeral.
Tiene gracia, ¿no?
un saludo
Como todo, según se mire.
Lo peor no es que consideres demasiado dulce lo que escribo... lo peor es que creas que eso es malo.
Algún día quizás aprendas que la vida tiene dulce y salado... y a lo mejor incluso llegues a admitir que lo dulce está rico... y que también te gusta.
Por cierto, me alegro de verte por aquí.