Caye

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¿Te has sentido alguna vez sólo? Pero sólo de verdad, por completo, sin sentir a nadie cerca y con el atroz convencimiento de que ni siquiera es posible que lo llegues a tener alguna vez.
Es una sensación terrible, te lo digo yo. Es tan terrible que no sería capaz de desearsela nunca a nadie.

Siempre pensé que hay ciertas palabras absurdas, que el ser humano se ha inventado para designar conceptos que no existen y que son imposibles. Uno de ellos era la "nada"... y resulta que ahora empiezo a intuir lo que significa cuando mi mente se asoma a un agujero insondable y extenso, oscuro y sobrecogedoramente frío, que debe parecerse demasiado a esa "nada" de la que antes me reía, y que es lo que yo llamo "soledad".
Distintos collares, pero sin duda el mismo perro.

Los años nos dan un conocimiento del mundo nuevo, diferente, nos hacen descubrir cosas que antes no veíamos ni aún teniéndolas pegadas a nuestra nariz.
A mí me están dictando ahora una nueva lección sin la cual te aseguro que yo era mucho más feliz: la "generosidad" es otra de tus "palabras absurdas", ... no existe, y no existirá nunca -me dicen con sorna- Nadie piensa en nadie que no sea uno mismo, nadie se preocupa de verdad por otro con el que no comparta ombligo, y, desde luego, nadie se acordará de ti mientras vas llorando en silencio por la calle.

El "amor", como sentimiento (no como acto), debe ser ya el colmo del absurdo, la mayor demostración de creatividad e imaginación del ser humano tratando de inventar un motivo para vivir, un mundo donde querer hacerlo, una excusa buena para seguir sufriendo y no sentirse imbécil.

En virtud de todos estos descubrimientos me he dado cuenta de una cosa... tenía razón cuando pensaba que todos necesitamos a alguien que piense en nosotros.
¿Por qué? Pues porque algo en lo que nadie piensa, es como si no existiese, las cosas existen porque están en nuestra mente, porque les damos la razón de ser con nuestro pensamiento y nuestra voluntad.
Alguien en quien nadie piense será lo mismo, un ser olvidado, como borrado a medias por la indiferencia de los demás, sin una razón de ser, sin un sitio donde estar, sin un segundo de protagonismo en la vida de nadie.

Triste ¿verdad?

La cosa se complica, si todos necesitamos alguien que nos piense para poder existir, y sin embargo no somos generosos como para pensar en nadie más. Normalmente, y gracias a ese egoísmo que adorna a las personas de forma inherente a su ser, solucionamos de forma natural el lío de la manera más sencilla: cada uno piensa en sí mismo, y problema resuelto.

Es fácil. La solución mejor es siempre la más sencilla, de eso no cabe ninguna duda.
Entonces el egoísmo humano encontraría así su funcionalidad, su sentido entre nosotros. Y se volvería bueno, por necesario.

No hay ningún cabo suelto.
Todo está maquiavélicamente engranado en esta vida extraña donde la palabra Caos es significado del más absoluto, minucioso, y sorprendente orden que hace que todo funcione eterna y misteriosamente coordinado y tenga un sentido perfecto.

Sí, tenía razón cuando pensaba que todos necesitamos a alguien que nos tenga en su mente.

Pero... ¿qué pasa entonces con las personas, defectuosas, que somos incapaces de pensar en nosotras mismas?


Comentarios

NáN ha dicho que…
Sé que hablas de otras cosas. Que coqueteas con el abismo. Pero me voy a lo más insustancial (dado que la soledad profunda es un tema del que no sabemos: el solo verdadero no habla para contarlo).

Por eso prefiero referirme a la necesidad de que haya otros capaces de pensar lo que fue y estábamos nosotros. Me refiero a la soledad de perder las referencias. Por ejemplo, todos tuvimos una casa, la única a la que hemos llamado nuestra, la que vivimos cuando fuimos hijos. Pero si muertos los padres, los hermanos y primos se van muriendo, ¿quién te puede llevar la contraria cuando dices que pasaba esto o pasaba aquello?

El segundo pensamiento me lo provocas con lo que hablas de las palabras. Y es que no tienen un uso unívoco. La otra mañana, en el Metro, leía el último libro de Mestre, y un poema sobre el significado de las palabras me emocionó. En un poema, dice que le han llamado "perro", y lo termina así:

«Este no es un asunto que se pueda solucionar con tres palabras,
porque para cada uno de nosotros
esas palabras tampoco significan lo mismo.

Yo he tenido un perro,
he hablado con él,
le he dado comida.

Para alguien que ha tenido un perro
la palabra perro es fiel como la palabra amigo,
hermosa como la palabra estrella,
necesaria como la palabra martillo.»
Rocío Rico ha dicho que…
Qué bonito, Nán.

Y es cierto lo de lo relativo también del significado de las palabras. Es que en este mundo nada es cierto, está visto.

Pero, a pesar de que cada uno le demos un valor concreto, hay palabras que siguen siendo un absurdo en sí mismo... ¿qué es la NADA, si no puedo tan siquiera abarcar el concepto en mi mente limitada? ¿y el INFINITO? ¿TODO? ¿SIEMPRE? ¿ETERNO? ... Nada, que nos hemos empeñado en hacer "como si" supiésemos cosas que ni somos capaces de imaginar... como cuando te desvelas en la cama y pretendes engañar a noséquién poniendo postura de dormido... ¿sabes lo que te digo? jaja.

Por otro lado, yo estoy de acuerdo con Caye en algo más. Las personas que no piensan en sí mismas no existen para nadie, la soledad es la demostración práctica y particular de la nada, y el amor es otro autoengaño más del pobre y débil ser humano.

¿Demasiado amargo? Lo siento así.

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