Martes
Tantos años después me siguen gustando los martes. Tantos años que ni siquiera recuerdo que era martes aquel día que probé lo amargo de la fresa ácida del chicle de tu boca; o aquel otro que tiramos tantas piedras al río que se inundó la huerta de tu tío, y aún así nos quedamos con las ganas. Tampoco juraría si era martes ese día que amaneció de noche cerrada; el que trajo el ocaso a media mañana; o ese día en el que me olvidaste para siempre; o aquel otro en que por fin me dejó de importar. Nunca supe si ayer fue martes, si lo será mañana, o si simplemente es martes siempre que me quieres, y por eso me encanta.